martes, 19 de marzo de 2013

La Oracion de los Cinco dedos

Muy conocida, práctica, sencilla y llena de amor. El autor es el Papa Francisco (cuando era obispo de Argentina). 

1. El dedo pulgar es el que está más cerca de ti. Así que comienza orando por aquéllos que están más unidos a ti. Son los más fáciles de recordar. Orar por los que amamos es "una dulce tarea."

2. El próximo dedo es el índice: Ora por los que enseñan, instruyen y curan. Ellos necesitan apoyo y sabiduría al conducir a otros por la dirección correcta. Mantenlos en tus oraciones.

3. El siguiente dedo es el más alto. Nos recuerda a nuestros líderes, a los gobernantes, a quienes tienen autoridad. Ellos necesitan la dirección divina.

4. El próximo dedo es el del anillo. Sorprendentemente, éste es nuestro dedo más débil. Él nos recuerda orar por los débiles, enfermos o atormentados por problemas. Ellos necesitan tus oraciones.

5. Y finalmente tenemos nuestro dedo pequeño, el más pequeño de todos. El meñique debería recordarte orar por ti mismo. Cuando hayas terminado de orar por los primeros cuatro grupos, tus propias necesidades aparecerán en una perspectiva correcta y estarás preparado para orar por ti mismo de una manera más efectiva.

viernes, 18 de enero de 2013

Barreras del amor

Todo lo que hay en el corazón que no es limpio ni verdadero, finalmente generará un muro en nuestro interior, obstruyendo el fluir natural del amor. Las personas que dicen que no hay amor en sus vidas en realidad están bloqueadas debido a este muro.

Realmente sí hay amor, pero simplemente no pueden aceptarlo. El ego es el ejemplo más claro de esto. El ego limita el fluir del amor al poner condiciones al amor que se da y se recibe. El ego usa el amor para satisfacer sus propias necesidades y deseos. Genera un amor que es engañoso, que sólo trae satisfacción temporal. El ego no nos permite experimentar el amor verdadero ni compartirlo. De hecho, el ego es capaz de destruir nuestra habilidad natural de sentir el amor.

El amor engañoso crea dependencia y se parece más a un contrato que a una relación. Este tipo de amor se ha convertido como en una droga.

El amor debería ser tal que permita que la honestidad y la verdad crezcan. Es la honestidad lo que nos muestra qué es el amor, y el verdadero amor nos muestra lo que es la honestidad. Funciona en las dos direcciones.

El amor verdadero está libre de deseos egoístas y de expectativas. Para experimentarlo tenemos que conseguir que nuestro corazón esté limpio y lleno de honestidad.